El Vaticano quiere que los sacerdotes se centren en el Evangelio del día para que las homilías (razonamiento que se hace para explicar al pueblo las materias de religión) duren como mucho diez minutos, según informa el diario ABC. De esta forma, lo que se pretende es que a los fieles les llegue un mensaje muy claro y directo, en lugar de tratar varias cosas y que no queden bien definidas.
El arzobispo Albert Malcom Ranjith, número dos de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha manifestado al periódico La Stampa (italiano) que el Vaticano está preparando normas para mejorar la celebración de la misa: homilías más cortas, genuflexión ante las hostias, recibir la comunión en la boca en lugar de la mano, favorecer la adoración de rodillas...
No es el primer intento
En los años en que fue prefecto de la Congregación para el Clero el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, se intentó convencer a los sacerdotes para que preparasen mejor las homilías, pero no tuvo mucho éxito.
El antiguo cardenal de Nueva York, John O'Connor, se sentía obispo de su diócesis y siempre que estaba en Nueva York celebraba la misa de las ocho de la mañana en la catedral, pronunciaba una homilía de un minuto o dos, y terminaba la misa a las ocho y veinte de modo que los fieles pudiesen llegar puntualmente a la oficina.
El resultado de las homilías breves, concentradas en una idea, era que los fieles recordaban el tema durante el día, descubrían elementos esenciales del cristianismo y los recordaban incluso después de varios años. Por el contrario, las homilías largas y que mezclan temas se olvidan por completo incluso antes de salir de la iglesia. Las que son polémicas o negativas suelen causar daño.
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