Cuando el rostro de Carlos Camejo empezó a sangrar, los médicos forenses del hospital venezolano en el que se hallaba descubrieron que no se trataba de un cadáver poco habitual.
El hombre de 33 años había sido declarado muerto por el personal de Protección Civil tras sufrir un accidente en una autopista cuando viajaba junto a un amigo.
Inmediatamente fue trasladado a la morgue del Hospital Central de La Victoria.
"Los médicos estaban listos para abrirme pero se dieron cuenta de que mi cara sangraba y entonces me cosieron rápidamente y sin anestesia, lo cual me hizo que me despertara ya que el dolor era insoportable", relató Camejo al diario El Universal.
La esposa del supuesto difunto relató que al llegar al hospital tras recibir la noticia, para reconocer el cuerpo de su esposo, descubrió que lo habían sacado de la morgue y lo lo había dejado en un pasillo "con la orden de autopsia metida en el bolsillo del pantalón."
Camejo mostró al diario la orden de autopsia fechada el 6 de septiembre, cuando ocurrió el accidente, así como la herida en el rostro que le salvó
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