La fiebre desatada por los Jonas Brothers entre las adolescentes de Lima no tiene límites. Esta mañana encontramos a un grupo de seguidoras esperando desde las 6:00 a.m. para comprar una entrada al segundo concierto que ofrecerán, el próximo 18 de mayo, en el Estadio Nacional.
Armadas con afiches, polos y credenciales, las chicas no se despegaron ni un minuto del módulo de Teletícket. Aún quedaban tres horas para que comiencen a venderse las entradas, pero la espera sí que valió la pena, según nos comentan.
"Que ellos ofrezcan un segundo concierto para nosotras es como un sueño hecho realidad. Nunca imaginamos que la gira comenzaría en Perú", comenta Genesis Hernández, orgullosa presidenta del club de fans.
Las perfectas cómplices de esta fiebre son las propias madres, quienes pese a no conocer las canciones hacen el mayor esfuerzo para satisfacer la ilusión de sus engreídas.
"A mi hija le encanta. Nosotras, como madres también hemos sido jóvenes y hemos querido asistir a un concierto, por eso entendemos su entusiasmo. A cambio, solo queremos que ellas salgan bien en los estudios", comenta la señora Sonia Maza, mientras espera su turno en un supermercado de San Isidro.
"Tal vez esta sea la única oportunidad que ellas tengan para verlos, por eso queremos darles ese gusto. Sí me duele pagar tanto por las entradas, pero lo haré a plazos", agrega Lupe Martínez.
Para comprar los ansiados tíckets, muchas chicas han recurrido a sus padres, otras han preferido cambiar sus fiestas de 15 años por una entrada al esperado show.
Las seguidoras de los Jonas Brothers registradas en el club de fans oficial suman un total de 4 mil a nivel nacional, una cifra que habla por sí sola del gran impacto que la banda ha generado en nuestro país.
"Aparte de ser admiradoras de los Jonas Brothers, hacemos obras de caridad como ellos. Yo comencé la convocatoria en agosto del 2007. Busqué a gente en foros, redes sociales y páginas web", cuenta Genesis Hernández.
Ahora, sus integrantes afinan los últimos detalles para el recibimiento que tienen preparado en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, hasta donde llegarán para robarles un saludo, una mirada o una sonrisa que calme esos fuertes latidos del corazón, aquellos que todos hemos sentido siendo alguna vez la juventud.
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