sábado, 6 de junio de 2009

Lucho Barrios lucha por su vida


Para llegar al alma su voz nunca necesitó de pergaminos, reconocimientos ni mucho menos de esa fanfarría estridente que algunos llaman fama. Lucho Barrios siempre fue grande con mayúsculas y tan humilde, que a veces abruma. Don Lucho, hace dos noches que lucha por su vida y pocos se enteraron de su infortunio. Su voz está apagada, en silencio, el destino lo quiso así; pero él desde el fondo de su corazón sabe que aún le queda mucho por cantar. Las "niñas bonitas" lo reclaman y las rocolas no quieren aún quedarse mudas. Mi papá estaba muy bien, había estado reunido con sus músicos y su doctor de cabecera, y había grabado un spot para el Festival de la Peruanidad del que iba a participar en Chile. No tomó licor ni comió en exceso, cuando estaba camino a casa le empezó a faltar el aire, sentía que se ahogaba. Por la cercanía lo llevaron de emergencia al Hospital Dos de Mayo y allí está internado", nos cuenta Milagros Barrios, hija del cantante. Cecilio Zamora, su cardiólogo, conversó con OJO y nos dio el devastador diagnóstico. "Lucho sufrió una tromboembolia pulmonar, por eso fue internado de emergencia en la Unidad de Cuidados Intensivos y está recibiendo el tratamiento de protocolo. Su estado es estacionario", reveló. El tromboembolismo pulmonar (TEP) es el resultado de la obstrucción de la circulación arterial pulmonar por un embolo procedente, en la mayoría de los casos (95%), del sistema venoso profundo de las extremidades inferiores (grandes venas proximales) y en menor frecuencia de las pélvicas. Un diagnóstico delicado que merece una atención extrema. Milagros, "la niña bonita" de don Lucho, no se separa de él. Desde hace algunos años se ha convertido en su sombra, lo engríe, lo cuida, está pendiente de cada uno de sus pasos y hoy llora en silencio. Por eso, se indignó al saber que muchas cámaras querían invadir el espacio en que está su padre. "Eso no lo voy a permitir, a mi padre lo tienen que recordar siempre vital, alegre, no en su lecho de enfermo con respirador artificial", afirma.

Chalaco, de confesados 74 años, el cabezón ya pasó a la historia. En el mundo del bolero es el indiscutible rey. Su voz se dejó escuchar hasta en el Olympia de París, pero cuando alguien se lo recuerda, él baja los ojos, lo admite, pero no le gusta armar barullo.

De lo único que presume es del cariño del público, del amor con lo que lo reciben en Chile, Ecuador, las colinias latinas de los Estados Unidos y sobre todo en su tierra, donde no tiene rival.

Lucho Barrios sufre. Tenía mil y un proyectos, caminos por recorrer y muchos corazones a los que debía alivio.

Pero él es grande, enorme y sabrá vencer a la desgracia que se le presentó sin aviso. De eso estamos seguros.



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